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Crímenes en la Televisión

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Crímenes en la Televisión


 

Abogados, jueces, fiscales y criminólogos. Todos ellos, en la mayoría de los casos hablando de juicios paralelos, vulneración de derechos, desprotección de las víctimas, invasión de los sumarios, y un largo etcétera de consecuencias del baño de sangre que se da a las parrillas televisivas con la inundación de los detalles de los casos más violentos que producen nuestra sociedad. En el pasado, incluso el CGPJ pidió respeto para los sumarios investigados, así como las asociaciones profesionales del derecho y las víctimas. Parece lógico. Solo utilizaremos dos de los casos más vergonzosos, pero la lista es larga. En los últimos años hemos llegado a ver cómo algunos canales de televisión -privados e incluso alguno público- pagaban a criminales o familiares de éstos para aparecer en pantalla hablando de sus propios delitos. El ejemplo más desgraciado ocurrió el 29 de octubre de 2011, cuando se pagó a la madre de ‘El Cuco’, condenado por esconder el cadáver de Marta del Castillo, por acudir a una entrevista en ‘La Noria’. La libertad de expresión se debe proteger hasta el límite de que un asesino pueda acceder a decir lo que quiera en los medios, pero ¿es tolerable, por ejemplo, que se pague dinero a quien ha cometido un crimen o a sus allegados?

El segundo caso nos remite al caso de Sandra Palo. Los padres de la víctima de uno de los crímenes más horrendos que se cometieron en España en los últimos años acudieron a un estudio de televisión para que una supuesta médium, que se destapó después que era un fraude, Anne Germaine, ‘contactase’ con su hija. El titular que dejó aquel espacio resultaba escalofriante: «Mamá, no estaba despierta. No sentí dolor cuando me quemaron». Crímenes en la televisión: La vergüenza de los falsos expertos y la fascinación por la sangre Va en nuestra naturaleza.

Los criminólogos aseguran que la sangre y sus delitos, los detalles escabrosos al respecto, nos llaman poderosamente la atención como seres humanos. Las mayores salvajadas nos fascinan porque no conseguimos entenderlas. Y no es posible concitar mayor atracción en televisión que con estos detalles. Solo hace falta ver a los pseudoexpertos por las principales televisiones españolas hablando de la sangre y sus subproductos para comprobar que son un imán irresistible para la audiencia. ¿Dónde está el límite? No es casualidad. El crimen sigue «vendiendo» en los medios de comunicación ocupando cada vez más espacios y tiempo. Tal y como apunta Juan Enrique Soto, profesor del Grado en Criminología de la Universidad Internacional de La Rioja, «estos temas crean una gran expectación en las personas y convenientemente expuestos resultan muy atractivos, impactantes y emocionantes, la necesidad de conseguir información derivada de los crímenes es acuciante para los diferentes canales y la atención que prestan a las posibles fuentes de información criminal es muy elevada».

Marta Pellón es abogada y criminóloga. Reconoce, y parece lógico, que «aunque los profesionales del derecho no queremos que nada que no ocurra en la sala de vistas y tenga como origen la investigación nos influya, es imposible. Jueces y fiscales son personas, y también ven la televisión». En su opinión, lo más indeseable son los juicios paralelos: «El tratamiento que se da a determinados casos en los medios, con datos que se filtran y que no tienen un origen claro y que pueden ser perfectamente falsos, crean en la opinión pública una idea falsa sobre lo que ocurrió en un determinado caso». Y advierte como abogada defensora que «esos fenómenos nos lo ponen muy difícil porque se añade un presión indeseable sobre le Ministerio Fiscal y el propio juez.

Es inevitable». Para el profesor Soto, también analista de conducta, «cuanto más cercano es al ámbito del espectador al crimen, cuanto mayor es esa sensación de cercanía del caso, mucho más potente es la atracción por el crimen, porque no es lo mismo informar de un atentado en un lejano país que un hecho traumático cometido por alguien que podría ser nuestro vecino». Y esa sensación se consigue ofreciendo detalles cercanos. ¿Cómo se despachan? «Con pseudoexpertos que se supone que lo saben todo acerca del caso y, por supuesto, otros análogos: «Éstos opinan, incluso juzgan, los temas más variados, como si fueran expertos en todos ellos y eso puede llevar a que determinados temas en los que realmente no son expertos manifiesten teorías o simples comentarios que ante una audiencia predispuesta o quizá no muy informada, pueden generar confusión o ideas erróneas desde el punto de vista del rigor informativo». La palabra ‘asesinato’ en Google nos devuelve 25.200.000 resultados aproximadamente. La palabra ‘crimen’ gira vertiginosamente al alza con 28.300.000, y ‘delito’ aún más, 30.600.000.

Comparando, palabras como ‘amor’, ‘amistad’ o ‘paz’ alcanzan resultados en el buscador tales como 452.000.000, 90.700.000 y 367.000.000 respectivamente. ¿Conseguiremos poner coto a nuestros más bajos instintos?